Los días festivos son días que destacan en el transcurso de una semana. En el relato de la creación, Dios mismo fijó el primer día festivo, de reposo (Génesis2:2.3). En los Diez Mandamientos Dios determinó el sábado como día de reposo (= 7º día = domingo en la semana de los cristianos nuevoapostólicos) (Éxodo 20, 8-10).
En estos dos pasajes queda expresado lo esencial con respecto a todas las festividades religiosas que se celebran en la Iglesia. Se retrotraen a hechos importantes de la historia de la salvación de Dios. Para que el hombre pueda recibir la bendición especial que va ligada con estas festividades, debería rememorar los hechos de Dios con profundo respeto y agradecimiento, reflexionando sobre el origen, el hecho de salvación divina y tener como sagrados estos días mismos.
En la Iglesia Nueva Apostólica se conmemoran las siguientes festividades:
En los 4 domingos de Adviento se hace referencia de forma especial sobre la venida de Jesús.
La fiesta que recuerda el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios y Redentor del mundo.
En este día festivo se conmemora la entrada de Jesús a Jerusalén.
En este día conmemoramos la crucifixión y muerte de Jesús en sacrificio para la reconciliación entre el hombre y Dios y la redención de los pecadores.
Celebramos esta festividad para conmemorar el hecho que Jesucristo resucitó de los muertos, lo que es el fundamento de la esperanza de los creyentes en una vida eterna con Dios.
Se conmemora la ascensión de Jesús con vistas al Cristo que retornará.
Festividad de alegría porque Dios derramó el Espíritu Santo sobre los creyentes, hace 2000 años, y porque este espíritu marca la Iglesia de Cristo también en nuestros días.
Día de agradecimiento por todas las dádivas recibidas.
Tres veces por año se realizan Servicios Divinos en ayuda para los difuntos en los cuales los Sacramentos son dispensados para las almas deseosas del más allá.
Es el acto de bendición por el cual los jóvenes cristianos nuevoapostólicos hacen su voto de fidelidad a Dios y se hacen cargo ellos mismos de la responsabilidad para su vida de fe.